Las consecuencias de la libertad en las contrataciones.
La fuente de todas las discriminaciones
laborales es la libertad del empresario para contratar a sus
trabajadores. Así si se contrata a jóvenes discrimina laboralmente a
los mayores, si contrata a mujeres discrimina a los hombres, si
contrata a emigrantes discrimina a los nacionales...
El empresario crea por tanto las
discriminaciones con sus preferencias a la hora de contratar, y
excluye socialmente a quien discrimina.
Las mujeres en los pueblos, donde solo
hay faenas agrícolas, son un ejemplo de colectivo discriminado
laboralmente porque el empresario agrícola contrata con preferencias
a hombres. Las mujeres deben emigrar de sus pueblos hacia zonas
urbanas, huyendo de esa discriminación.
Pero la discriminación laboral no es
una fotografía fija, sino que es algo que no tiene límites y que va
evolucionando con los intereses del empresario, creando en una
situación de paro y contrataciones muy temporales cada vez más
discriminación laboral.
Los grupos discriminados laboralmente
crean un espacios vacíos que los llenan los que se encuentran en
situación económica difícil, los emigrantes o excluidos sociales. Emigrantes o excluidos sociales ya sean
del propio país o extranjeros, que suelen entrar en conflicto con los
discriminados laboralmente. Y de ahí que estén tan de moda la
xenofobia. Porque además las contrataciones en discriminación
laboral crean más discriminación laboral, y esto hay que ponerle
fin.
El modo de acabar con esta lacra social
de la discriminación laboral es impidiendo la libre contratación del
empresario. Las contrataciones deberían hacerse a través del INEM,
previa petición del empresario. Y que el INEM garantice igualdad
laboral entre todas las personas, para que los empleos cumplan una misión social.
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