La violencia doméstica (II)
La violencia entre mujer y hombre.
La más nombrada es la que ejerce el hombre sobre la mujer, es la más visible en cuanto a sus efectos. Pero no por ello es la más frecuente, pienso que es la de la mujer contra el hombre es mucho más frecuente, pero con efectos menos visibles.
Parto de que en una pareja desde el momento que se forma hay una parte que pide y otra que acepta, por lo general es la mujer la que acepta, convirtiéndose en la parte principal de la pareja, entiéndase es la jefa. Para la mujer es muy importante la seguridad y por eso pretende en todo momento dominar la relación, es como más segura se encuentra.
Esta afán por la seguridad posiblemente tiene su origen en la biología de la mujer, la regla debe marcar mucho y por supuesto la posibilidad de ser madre. Afecta a las tres esferas del pensamiento el personal (son vivencias propias), la de relación entre iguales y la relación con ascendientes y la sociedad, por eso es tan importante.
El hombre en cambio tiene una biología más sencilla, no tenemos la regla, por resumir.
Estos continuos pensamientos cíclicos conducen a considerar la seguridad muy importante para la mujer, y pienso que están en el fondo de querer dominar la relación de pareja.
El hombre también encuentra seguridad, claro que si, pero no son seguridades de trasfondo biológico, correspoden más al terreno de lo personal y de las relaciones entre iguales.
Pero se da el hecho de que el más fuerte físicamente no es el “jefe” de la pareja, es la mujer. Si las mujeres fuesen más fuertes físicamente, no sé lo que pasaría, sería un ejercicio de imaginación curioso, no?
En ese intento de dominar la relación, la mujer usa frecuentemente los chantajes emocionales haciéndose pasar por víctima, y en esa condición de jefa/victima ya adquiere dominio sobre el hombre, condenándolo a la sumisión. Se acentúa esa condición no permitiendo que haga nada autónomamente o señalandole sin pudor lo mal que lo hace, si hace algo, y como todo lo tiene que hacer ella, pues nada se considera victima la mujer, y el círculo vicioso se perpetua.
Si por lo general la familia del hombre ha sido asi, desde niño ha vivido esto, de no hacer nada en casa, se incorpora como algo natural a este círculo vicioso.
Si además el hombre tiene una visión tradicional del matrimonio tiene el componente ideológico adecuado para ese modo de vida.
Pero los tiempos cambian y ahora es frecuente que la mujer trabaje fuera de casa, las necesidades de dinero son mayores, y esto crea un desorden en la pareja. Ya la mujer no tiene tiempo ocuparse de toda la casa y por tanto no puede hacer su círculo vicioso bien, ahí está el problema, le falta la seguridad.
A partir de aquí la pareja o pasa a otro modo de relacionarse o bien termina como pareja.
Otro modo de relacionarse representa otro modo de entender la pareja, representa una nueva pareja que se tiene que adaptar a la nueva situación desde una situación de hecho. El problema es mi opinión es la jefatura, dependiendo como se resuelva dependerá que la pareja se mantenga o no.
Esta lucha debe crear tensiones que pueden conducir a violencias más o menos explícitas, por lo que puedan y deban ceder cada uno. Las habilidades sociales, que se han debido aprender en la niñez o juventud, son algo fundamentales como el saber escuchar, la capacidad de comprender a los demás, la capacidad de solucionar los problemas dialogando, son, repito, fundamentales. En definitiva la madurez de cada uno es fundamental.
Y también la salud mental de cada una de las partes es un factor insoslayable, que pienso que tendrá un peso importantísimo en la manifestación de la violencia.
Villanueva de la Serena, a 17 de febrero de 2008
1 Comments:
Hola Paco, lo cierto es que algunas de tus frases si se sacaran del contexto resultarían ciertamente extrañas.
Es mas fácil, la situación de Jefetura, como tu la denominas, no puede existir en una pareja, yo creo que para que funcione, y lo creo a toro pasado, debe existir una NEGOCIACIÓN de las partes, ese es el centro de todo, la capacidad de poner voluntad para entender las necesidades del otro.
Un abrazo.
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